martes, 23 de marzo de 2010

La tumba de Pedro III el Grande sigue intacta desde el año 1303


La Generalitat desenterrará la momia y un análisis de su ADN permitirá también identificar los restos de Jaime I.


El cuerpo embalsamado del rey Pedro el Grande abandonará en los próximos meses el sepulcro de pórfido rojo egipcio que lo ha protegido durante 707 años. Los técnicos del Museo de Historia de Cataluña ya han confirmado, tras introducir una cámara endoscópica en la tumba, que el cadáver del hijo de Jaime I, conquistador de Sicilia y vencedor del rey de Francia, sigue intacto en el interior de su monumento funerario del monasterio de Santes Creus (Tarragona).

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El conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, explicó ayer en Santes Creus en qué ha acabado el proyecto de restaurar las tumbas reales del monasterio --también las de Jaime II y Roger de Lauria, que descansa a los pies del monarca al que sirvió-- con motivo de su 850° aniversario: una vez confirmado que la de Pedro III de Aragón (Pere II como conde de Barcelona) es la única tumba real situada en Cataluña cuyos restos nunca han sido saqueados, se aprovechará la ocasión para emprender un ambicioso proyecto que podría llegar a costar 750.000 euros.


EL CUERPO EMBALSAMADO La exploración previa ya ha mostrado sus primeros resultados. Tras practicar una pequeña perforación en la bañera romana de pórfido reutilizada como tumba e introducir una cámara endoscópica se ha llegado a la conclusión de que el cadáver del rey se conserva en un ataúd de madera sin tapa, bajo un lecho de hierbas aromáticas y cubierto por un tejido del que solo sobresale el cráneo, que descansa sobre un cojín rojo y podría estar cubierto por un casco simple o un casquete de cuero: algo que no coincide con la descripción que hace del enterramiento la Crónica de Bernat Desclot: "banyaren lo; e adobaren lo; e vestiren lo axi com a monge". 

Sin embargo, tampoco se puede asegurar que, aunque las características del enterramiento coincidan con todo el ritual de embalsamamiento real medieval, el monarca fuese enterrado con vestimentas e insignias reales como su espada o su anillo, y no solo con hábitos monacales. De momento solo se ha podido identificar, en palabras de la responsable de gestión de monumentos del MHC, Marina Miquel, la presencia del "paquete mortuorio".

El peso enorme de la tumba a la que el rey fue trasladado 17 años después de su muerte, que la protegió del vandalismo tras la exclaustración de los monjes, hará compleja y larga (cinco o seis meses) la intervención. Se desmontará el templete superior, se suspenderá o retirará la losa de 900 kilos de piedra de Gerona que cierra el sarcófago y, si es posible, se trasladarán los restos al Centro de Conservación de Bienes Muebles de Valldoreix. Tras su estudio, los restos volverán a su tumba y los posibles restos de ajuar funerario que se puedan hallar tras retirar el material que envuelve el cuerpo del rey serían restaurados y expuestos en el Museo de Historia de Cataluña.

Ernest Alós, El Periódico de Aragón