viernes, 2 de julio de 2010

¿Los Borja en Ibiza? Fernando Bertazioli



 Cuando leí la biografía de los Borja, procedentes de la valenciana Játiva, me di cuenta de que las relaciones entre Valencia e Ibiza, Játiva e Ibiza, eran abrumadoras. "Algún día descubriremos exactamente las relaciones que mantuvieron Ibiza y los Borja" escribí entonces en algún sitio.
Ahora las reflexiones de Bertazioli avanzan por el mismo camino, lo cual me supone una gran alegría.
Cuando algún historiador ibicenco -libre de la infección académica del catalanismo- emprenda el estudio de la historia entre Valencia e Ibiza nos llevaremos algunas sorpresas muy interesantes, entre las que la ocultación del vaso o santo Grial no será la más señalada.
Reproduzco el artículo de Bertazioli:

He leído una vez más un libro sobre ´Los Borja´ de Joan F. Mira, dedicado a una familia valenciana que entre los años 1378, en que nació el que en 1454 sería Papa con el nombre de Calixto III y el último de su estirpe, el cardenal César Borja, que fue arzobispo de Sevilla y Toledo y murió en 1645, contó con dos Papas, once cardenales (sin contar otro que renunció) y además... ¡un santo!, San Francisco de Borja, fallecido en 1572.
Una familia salida de la nada, o casi, donde un clérigo de Játiva llegó a la sede de San Pedro, con el enorme poder que representaba, y en la que un sobrino de éste, Calixto III, 38 años más tarde, en 1492, fue elegido Papa con el nombre de Alejandro VI.

Calixto III fue elegido Papa el mismo año que los turcos conquistaban Constantinopla y Alejandro VI lo fue en 1492, año de la expulsión de los judíos y del descubrimiento de América.
En aquella corte papal y antes en la del cardenal, rodeados de valencianos, catalanes y mallorquines catalani, de sobrinos y parientes nepoti (sobrino), de donde viene el vocablo actual de nepotismo, los artistas, arquitectos, escritores y pintores tuvieron grandes oportunidades, pero también hubo vidas licenciosas, con hijos bastardos incluidos, de los cuales el clero en aquellos tiempos no estuvo excluido. Esto hizo que los Borja (Borgia en italiano) por no ser italianos, por ser unos intrusos en la sede romana, fuesen obsequiados con una frondosa leyenda negra, unas veces verídica y otras sólo leyenda.

Pero el objeto de este artículo no es hacer el historial de esta familia valenciana, que para esto hay que tener capacidad y conocimientos que no tengo. Pero lo que sí tengo, modestia aparte, es un cierto sentido de observación, de reflexión, de comparación.

Al leer este libro me llamó poderosamente la atención el escudo de armas del Papa Alejandro VI, escudo que figura en el techo de una sala de los Apartamentos Borja del Vaticano y en el Misal de Navidad del Papa. Es un escudo de figura italiana, partido verticalmente en dos, en la parte izquierda hay un toro rojo y en la derecha tres anchas bandas horizontales negras; cubierto con la tiara papal y debajo una media luna y naturalmente, como todo escudo de Papa, están detrás las llaves de San Pedro. ¿Y qué tiene de particular este escudo? Pues simple y sorprendentemente que en la pila para agua bendita de la iglesia ibicenca del Convent, Santo Domingo, tenemos este escudo esculpido en el fondo. Este escudo es de figura moderno-francesa y tiene los mismos motivos que los escudos de Alejandro VI, pero no los signos papales. Partido verticalmente por la mitad, tiene en su mitad derecha una media luna y en su mitad izquierda, en su cuarto superior hay un toro y en su cuarto inferior tres bandas, o sea, los dos escudos tienen las mismas armas, exceptuando los atributos papales del primero. El que está en la pila de la iglesia está cubierto con una corona que parece ducal y detrás aparecen las extremidades de una Cruz de Santiago, o sea que podría ser el escudo Borja de los duques de Gandía, cuyo ducado compró al rey Fernando II, el Católico, Alejandro VI, que entonces era cardenal, para su hijo Juan, fallecido en 1497.

Si a esta historia heráldica le añadimos el retablo gótico-tardío de Jesús, entonces la cosa no se complica, sino que se complementa. Me explico: los Borja eran originarios de Játiva, pues bien, en la Colegiata de esta población hay un retablo cuya estructura y distribución de las tablas centrales, de las que las rodean, así como las siete más pequeñas de su base o predela parecen de dimensiones idénticas, siendo, eso sí, diferentes los motivos pictóricos. A primera vista parece que ambos retablos hubiesen salido de las mismas manos. Si a todo esto le añadimos que, según los expertos el retablo de Jesús fue hecho en los años a caballo entre los siglos XV y XVI, que coinciden con el auge de la familia Borja y con un viaje que hizo el futuro Papa por Valencia, creo que hay una base muy sólida para investigar cómo este magnífico retablo vino a Eivissa, a la iglesia de Jesús, que estaba a cargo de frailes franciscanos, que después serían reemplazados por los frailes dominicos que construirían la iglesia del Convent en Dalt Vila.

Durante la guerra civil española, siendo mi padre, Carlos Bertazioli, un miembro destacado del Comité Antifascista de la ciudad, hizo desmontar el retablo y ponerlo en el interior de la Banca Matutes para salvaguardarlo.
Y ahora añado: ¡historiadores, a trabajar!


Diario de Ibiza