viernes, 1 de abril de 2011

The Guardian se sorprende ante la ficción que han levantado los catalanistas


‘Me pregunto si el sentimiento catalán de injusticia no es exagerado. Cataluña está llena de carreteras rápidas, nuevos ferrocarriles y aeropuertos sobredimensionados: ni una señal de que Madrid se haya gastado su dinero en otra parte’, señala el periodista Julian Glover.

Un artículo publicado este viernes en The Guardian advierte de la deriva independentista de Cataluña, señalando que ‘después de 500 años es posible creer que España está a punto de desmoronarse, con los pragmáticos catalanes, no los díscolos vascos, liderando el camino hacia la salida’.
El periodista Julian Glover, aprovechando un especial sobre España, ha recorrido Cataluña para radiografiarla políticamente. Una de sus primeras sorpresas al llegar a Barcelona (concretamente, a las oficinas de ERC) fue descubrir ‘un mapa de un estado que no existe’, los Países Catalanes. ‘Un imaginario país con largas fronteras y muchas provincias’, con ‘historia y un idioma antiguo, una famosa capital y algunos de los mejores chefs del mundo’, con ‘una costa soleada, montañas nevadas y atractivas islas’, adonde ‘vienen visitantes de todo el mundo’, pero ‘todo este espléndido país carece de realidad’.
Un nacionalismo basado ‘en la hostilidad hacia los otros’
Tras hacer un repaso de la historia lejana y reciente, manifestación del 10 de julio de 2010 y sentencia del Tribunal Constitucional incluidas, el articulista relata sus conversaciones con algunos políticos y comentaristas catalanes.
‘ERC está ansiosa por presentarse como la cara pragmática del nacionalismo‘, dice Glover, que, mientras reconoce una posición ‘agradable’ por parte del diputado autonómico Pere Aragonès, tilda al ex consejero de Innovación, Universidades y Empresa, Josep Huguet, de ‘más inquietante’. ‘Su nacionalismo parecía basarse en la hostilidad hacia los otros. “Hay un tsunami español en Cataluña”, aseguró. El impacto de los impuestos de Madrid en los catalanes, en su opinión, es tres veces mayor cada año que las consecuencias del desastre de Japón. Huguet encapsulaba lo peor de los nacionalismos parroquiales. “Espero que la gente hable en catalán”, dijo, algo absurdo en Barcelona, una ciudad de inmigrantes donde la mayoría de los ciudadanos no lo hacen‘.
‘Solo un cuarto de los catalanes apoyan la independencia’
Según el articulista, ‘a pesar de que las encuestas indican que dos tercios de los catalanes no quieren la independencia ahora, mientras que solo un cuarto la apoyan, la corriente [independentista] se está ejecutando contra España’. Sorprendiéndose de que incluso CiU ‘es cada vez más favorable de la ruptura total, al igual que algunos socialistas catalanes’, y de que, a diferencia del País Vasco, en Cataluña, ‘la mayor parte de los partidos son nacionalistas’ y ‘nadie tiene interés en luchar contra esta deriva por alejarse de Madrid’.
Glover habla con Pilar Rahola, que le explica que ‘los catalanes están en una fase de perplejidad y desencanto’ y que ‘sienten que sufren un expolio, el robo de sus recursos económicos’, ya que, según Rahola, ‘España les coge más de lo que los catalanes pueden dar’.
‘Me pregunto si el sentimiento catalán de injusticia no es exagerado’
El periodista reconoce que ‘ciertamente hay un desprecio ocasional hacia los catalanes entre muchos españoles. Los catalanes sienten que su acento y su cultura está siendo burlada. El heredero al trono español nunca ha intentado hablar catalán, vasco o gallego. Las emisiones de TV3 han sido bloqueadas en la vecina Valencia. Pero me pregunto si el sentimiento catalán de injusticia no es exagerado. Cataluña está llena de carreteras rápidas, nuevos ferrocarriles y aeropuertos sobredimensionados: ni una señal de que Madrid se haya gastado su dinero en otra parte. Huguet se jactó de que sin España, Cataluña podría pagar sus deudas en dos años, pero parece haber ignorancia económica sobre las consecuencias de una salida de Cataluña de España. Es fácil para los políticos transmitir a los votantes quetodos sus problemas puedan ser atribuidos a Madrid‘.
Así, Glover contacta con Albert Rivera, al que califica de ‘inteligente e impresionante’ y ‘la única persona que encontré que admitió estar orgulloso de ser catalán y español’. ‘Rivera aceptó que España había alienado catalanes, pero añadió que los partidos nacionalistas estaban tratando de inventar enfrentamientos con Madrid para conseguir un mayor resentimiento‘ y ‘construir una frontera con [el resto] de España, no solo física, sino cultural’. También habla con Toni Strubell (Solidaritat), de quien dice que ‘insiste en los beneficios de la independencia, pero,como la mayoría de los catalanes, parecía impreciso’.
Finalmente, el periodista se confiesa ‘abatido’. ‘La crisis financiera ha vuelto a los catalanes comprensiblemente ansiosos. Pero hay ingenuidad en el deseo de salir de España para hacerse ricos. El público en general, en su mayor parte, está poco implicado: la participación en las elecciones catalanas es baja. Pero sus políticos están en una deriva hacia un enfrentamiento artificial‘, concluye.
La Voz de Barcelona