domingo, 2 de octubre de 2011

El 'Baleares', un periódico imposible, por Antonio Alemany


  • Allá por los años 80, Tomeu Fiol, a la sazón, creo, presidente de la Obra Cultural Balear, me preguntó, concretamente en la calle palmesana de la Concepción, sobre la posibilidad y viabilidad de un periódico o semanario escrito en catalán. Yo le dije que era difícil pero no imposible siempre y cuando confluyeran dos hechos: debía estar escrito en mallorquín y debía olvidarse de ejercer apostolado catalanista y actuar como un periódico a secas. Esto, exactamente esto, es lo que no ha sabido hacer el Baleares de Pedro y Miguel Serra: hacer un periódico mallorquín que fuera periódico y no una hoja de la más sectaria parroquia catalanista.
  • Lo primero que debe hacer un diario cuando se lanza al mercado es evaluar el target de potenciales lectores, sin confundir deseos con realidades. Yo mismo me lance a la aventura de dos semanarios- Sovint e Illespress- que fracasaron precisamente porque confundí deseos y realidades. No ocurrió lo mismo con la refundación de Diario e Mallorca que, partiendo de una difusión de 900 ejemplares, lo deje siendo el primer periódico de las Islas, batiendo al entonces mítico Baleares del Movimiento que se había enseñoreado del mercado periodístico balear durante treinta años. Con la fundación de El Día de Baleares pasó lo mismo en contra de todos los agoreros que le asignaban una corta vida. Su target estaba claro: se trataba de sustituir a un Diario de Mallorca que había abandonado su condición del periódico del centro derecha balear para escorarse hacia la izquierda, deriva que se acentuó con la irrupción del empresario pro socialista, Moll de Miguel.
  • En el caso de Serra y del Baleares actual probablemente esta incapacidad de evaluación del target potencial de lectores fue consecuencia de la obnubilación de Serra que debía creer en su fuero interno- y externo- que los periódicos se financian no por su difusión y sino por las subvenciones que obtenga. Era, sin duda, un maestro en la materia y su experiencia confirmaba la hipótesis subvencionadota, como ocurría- y ocurre- con Ultima Hora y como ha ocurrido también con el Baleares. La fiesta ha acabado y vienen tiempos de penitencia para la prensa de papel ante el envite digital: de 45 años para abajo nadie compra periódicos. A corto plazo, sólo sobrevivirán-si es que sobreviven- los periódicos de papel sólidamente anclados en el mercado y con sus economías saneadas, si es que existen los periódicos saneados ante una estructura de costes sencillamente imposible.
  • En cualquier caso, la trayectoria empresarial de Serra es sorprendente y con todos los visos de un final trágico al ignorar el editor cualquier tipo de visión empresarial que fuera más allá de la pura y dura subvención. Hace unos años, el grupo Vocento- que es el que debía haber comprado Diario de Mallorca y no lo hizo, arrepintiéndose por ello- quiso comprar Ultima Hora. Las exigencias de Serra y, una vez más, su convicción de que la subvención era la mayor garantía para la prensa escrita, abortó una operación que fácilmente hubiera alcanzado los seis o siete mil millones de las antiguas pesetas. Hoy, ni pagando Serra conseguiría vender Ultima Hora. De siete mil millones a cero pesetas.


Libertad Balear