DE MI GLORIOSA época como diputado autonómico todavía recuerdo cuando la televisión autonómica me invitó a un debate sobre
financiación y balanzas fiscales. También habían invitado a Miquel Angel Flaquer, por
aquel entonces consejero de Hacienda del
Consell de Mallorca que presidía Maria
Antònia Munar. Nos enzarzamos a polemizar sobre estos abstrusos temas que el ciudadano corriente no entiende y que por tanto
desprecia olímpicamente. Flaquer aseguraba que el expolio (déficit) fiscal de las Islas
era de unos 3.000 millones de euros, impuestos que se recaudaban en Baleares y que se
iban rumbo a Madrid para no regresar jamás. UM era
entonces la formación que con
más ahínco denunciaba el expolio fiscal, más
incluso que el PSM hasta que Pere Sampol
rescató el «Madrid nos roba» como eje principal de la apuesta de ‘Unitat per les Illes’ antes de estrellarse en las generales de 2008.
Ironías del destino, UM, esta «asociación ilí-
cita» para delinquir, era la abanderada contra
el supuesto expolio fiscal. Una contradicción
en sus propios términos porque si hay algo
que no casa con reclamar una mejor financiación o un retorno más generoso en forma de
inversiones estatales son precisamente la corrupción y el despilfarro. Si tiras el dinero que
tienes, ¿no es acaso una desvergüenza pedir