domingo, 11 de marzo de 2012

La Universidad, una especie de madrassa fundamentalista del catalanismo en Baleares

El “miedo a la universidad” y a la competencia
Antonio Alemany
  • En el ámbito del catalanismo- PSM y PSIB- se han disparado todas las alarmas: una universidad de ámbito internacional- el Grupo Laureate Universities- han presentado un proyecto de universidad internacional al presidente del Govern ( ya lo hicieron en su día ante el Rey con resultado de la Universidad Europea de Madrid). Rápidamente y desde el catalanismo local han surgido voces alarmadas pidiendo explicaciones sobre la eventual materialización del proyecto. No es para menos. Este grupo universitario, de carácter privado, fundado en los Estados Unidos en 1998, no es ninguna broma ni uno de estos proyectos fantasmagóricos universitarios carentes de solvencia. Estamos hablando de un inversión en Mallorca de 25 millones de euros y de un impresionante crecimiento en 27 países del todo el mundo, con 600 mil alumnos y 76 universidades. De fuerte vocación internacional y avalada por una pléyade de doctores honoris causa (Clinton, Vargas Llosa, Mandela y un largo etcétera), se trata de un proyecto de universidad privada, con titulaciones reconocidas oficialmente y que no va costar ni un euro a las exhaustas arcas autonómicas.
  • ¿Por qué, entonces, estas alarmas y esta inquietud reveladoras de un extraño miedo a la libertad universitaria? Está claro: porque acabaría con el monopolio universitario de la UIB y lo que este monopolio significa en nuestra sociedad. Hay que remontarse al pasado. Yo viví con especial intensidad desde la dirección de Diario de Mallorca la creación de una universidad balear sistemáticamente zancandilleada por la Universidad de Barcelona a cuyo distrito universitario, creo recordar, pertenecíamos. La postura del DM, sin embargo, nada tenía que ver con lo que ocurrió después. Nuestra tesis era que había que crear una universidad con vocación internacional y, más específicamente, europea, algo así como una versión moderna de la Bolonia italiana de la Edad Media y del Renacimiento en contacto con las universidades europeas y americanas, especialmente Stanford y Berkeley, aprovechando la huella de nuestroJunípero Serra en California. Más aun, mi tesis personal era que debía ser un tipo de universidad que, entonces, sólo dos instituciones eran capaces de montar y gerenciar: o los jesuitas de Deusto- hoy no creo que fueran capaces de reeditar un nuevo Deusto- o los del Opus de Navarra, con los que hablé desde mi condición de antiguo alumno de esta última universidad. Pasados los años comenté con Ismael Sánchez Bella- rector de la Universidad de Navarra- y con nuestro José Orlandis, catedrático ilustre de esta universidad, la oportunidad perdida. “No nos atrevimos: bastante teníamos con la consolidación de la Universidad de Navarra como para embarcarnos en la aventura de montar una universidad internacional en Baleares”. Probablemente tenían razón, pero fue una lástima.
  • Y fue una lástima porque lo que se montó en Mallorca fue una redición de la vieja y obsoleta universidad española, con todos sus defectos de corporativismo y endogamia universitaria, tribus excluyentes, métodos anticuados, politización galopante y, en su conjunto, un aire, como dicen los franceses, viellot . Pasó con la universidad lo mismo que pasó con nuestro sistema autonómico que, gracias a unos políticos incapaces de think big (pensar a lo grande) y de ver un poco más allá de sus narices, no hicieron sino copiar y reproducir literalmente, en sus textos y contenidos, todos los defectos e ineficiencias del Estado central, sólo que corregidos y aumentados. Ahora, con la crisis, aflora de forma descarnada esta altura de miras liliputiense de nuestra clase política y periodística. Ni que decir tiene que, en Diario de Mallorca, fracasamos estrepitosamente con nuestro proyecto de universidad internacional y europea.
  • Personalmente, no tengo elementos de juicio suficientes para hablar de la Universidad Internacional que proyectan los de la Laureate Universities, pero, en principio y visto su desarrollo y su Universidad Europea de Madrid, la cosa merece, por lo menos, ser estudiada con atención. Al margen de que tres consecuencias positivas se producirían con una irrupción de un centro universitario que se presenta con semejantes credenciales: introduciría una saludable competencia en el ámbito universitario, llevaría a la práctica este soñado proyecto de universidad internacional con todo lo que ello supondría para la imagen y economía de Baleares y, sobre todo, acabaría con el monopolio de la UIB. Un monopolio que no es el acaparamiento del saber y de la función universitaria lo que inquieta e indigna, sino la prostitución que se ha hecho de nuestra Universidad al coinvertirla en una especie de madrassa fundamentalista del catalanismo en Baleares. Esto es lo que de verdad inquieta a socialistas y pesemeros: la pérdida o la minusvaloración de “su” universidad , es decir, y en definitiva, otro chiringuito que se les desmonta. Como ha ocurrido con el fascismo lingüístico que nos ha atormentado durante estos treinta años de autonomía, tienen eso que Erich Fromm llamaba “miedo a la libertad” o, s se prefiere, “miedo a la universidad” que no sea la suya.