sábado, 2 de junio de 2012

El alma batasuna de Armengol, por Joan Font Rosselló


DEJEMOS para otro día los orígenes separatistas de Francina Armengol de los que nunca ha abjurado públicamente. El aluvión de
pretextos y excusas de los que se ha valido
para no condenar la violencia de forma explí-
cita y concreta contra el president José Ramón Bauzá y su Govern nos evocan los períodos más negros del País Vasco cuando Batasuna se había especializado en inventarse
todo tipo de eufemismos y coartadas para no
condenar la violencia de la banda asesina. Estas condenas viciadas, matizadas, con la boca pequeña, casi por compromiso, tenían por
objeto engañar a los demócratas más ingenuos y contentar a los terroristas.
Analicemos el arsenal retórico de los batasunos y veamos sus asombrosas similitudes
con el empleado estos días por el PSIB: a)
condenar la violencia de forma genérica,
«venga de donde venga», con la intención de
no condenar hechos concretos que acaban de
ocurrir y así no tener que señalar a sus responsables; b) dar a entender que aparte de la
violencia etarra había otro tipo de violencia,
una violencia «institucional» (o «legal», como
la ha llamado el poetastro Lluís Maicas y la
propia Armengol) que constituía la verdadera raíz de la extorsión, los asesinatos y la kale borroka; c)apelar a la «crispación» provocada por el Estado Español como causante de
la violencia política, una «crispación social»

que aquí en cambio tendría su origen en los
recortes y las timidísimas reformas en política lingüística; d) otra variante utilizada por
los batasunos era recurrir a la opresión de
Euskal Herria a modo de violencia latente
que explicaría el terrorismo de ETA. Armengol hace algo similar, la violencia del PP consistiría en reformar la ley de normalización
de 1986 pues, a su juicio, atentaría contra ¡la
comunidad catalanohablante! Sería una forma de «violencia legal», un auténtico disparate máxime viniendo de una diputada de una
cámara legislativa cuya principal razón de ser
no es otra que legislar y reformar por tanto
las leyes; e) otra variante exculpatoria de la
izquierda abertzale era defender una intangible democracia «real» frente a la «democracia formal» emanada de las urnas que suplantaba a la primera. La diputada Pilar Costa liquidaba estos días la legitimidad de las urnas
tras afirmar que «la mayoría absoluta del PP
ya no se corresponde con el sentir de la sociedad balear»; f) otra táctica batasuna ha sido
disfrazarse de víctimas en los altercados que
ellos mismos provocan. En cuanto les tocan,
en seguida se hacen las víctimas, sumando la
injuria a la infamia. La denuncia ante los juzgados de uno de los asaltantes contra la jefe
de gabinete de Rafael Bosch por propinarle
una «colleja contundente» es la primera consigna del manual de la kale borroka. El PSM
considera que el asalto a la consejería de
Educación fue pacífico, rechazando sólo la
violencia de la alto cargo. ERC, por su parte,
ha pedido su dimisión por «recurrir a la violencia física». En los sucesos de Felanitx por
San Agustín los radicales, alentados por toda
la izquierda, denunciaron a la Policía Local
por lanzarles gases lacrimógenos.
La izquierda balear está tirando de manual
batasuno con la única finalidad de rentabilizar los ataques a Bauzá. El PSIB subordina
los principios democráticos a sus intereses
electorales, enseñando así su peor rostro y su
poquito bagaje democrático, con unas actitudes impensables en un Félix Pons o en un
Ramón Aguiló. Tampoco es ninguna novedad, ¿desde cuándo han condenado los ataques al Círculo Balear o a las sedes del PP? El
odio al PP es de tales dimensiones que incluso llegan a cuestionar la necesidad de que las
fuerzas de seguridad acompañen a Bauzá en
sus visitas a los pueblos. El diputado socialista en las Cortes, Pablo Martín, lanza preguntas insidiosas al Ministerio del Interior sobre
el coste de los despliegues policiales que han
evitado que Bauzá fuera linchado por los vándalos. Por si fuera poco, el alcalde de Santa
Margalida, el socialistaMiquel Cifre, compara a Bauzá con el legendario conde Rossi a
cuenta de la magnitud del dispositivo policial.
«Pareixia que el comte Rossi tornava a la vila», ha declarado. Toda la estrategia socialista va dirigida a crear la sensación de que
la víctima es en realidad el verdugo que,
con sus decisiones políticas y su gran despliegue policial, sería el responsable último de los altercados en una típica dinámica de acción-reacción revolucionaria.
De ahí el acierto de Bauzá en desenmascarar la doble moral del PSIB y PSM y denunciar su complicidad con la vociferante turbamulta. Vincularles a los totalitarios y a los fascistas les ha hecho pupita. No se lo
esperaban. Pere Sampol ha resurgido de sus
cenizas aullando de dolor. Aunque la palma
se la lleva el principal órgano de propaganda
catalanista, el diario Balears, que la semana
pasada ofrecía a sus lectores un monumento
a la hipocresía sencillamente inigualable. Lean… pero no sin antes procurarse un kit antivómitos por si acaso. «Dissabte el president
Bauzá atacà durament l’oposició perquè, segons digué, no ha condemnat els actes «feixistes» i «totalitaris» en contra seva. Primer,
no és cert, perquè l’oposició sí que condemnà l’ús de la violència després dels fets de Manacor, on resultà ferit un dels seus guardespatles. Però, en segon lloc, Bauzá hauria
d’anar molt alerta a l’hora d’emprar termes
tan feridors com els que es refereixen al feixisme. Esmentar-lo en altres països democràtics s’assimila a violència verbal. (...) L’esperit de la Transició havia enterrat la paraula
feixista com a arma dialèctica contra l’adversari. Que no ho oblidi Bauzá en nom del consens i la convivència» (fragmento del editorial
del 21/05/2012).
Quienes, un día sí y otro también, no dejan
de insultar a sus adversarios ideológicos (PP,
UPyD, Círculo Balear, EL MUNDO…) tachándoles de fascistas, genocidas o herederos del franquismo, ahora nos salen con que
«el espíritu de la Transición había enterrado
la palabra fascista como arma dialéctica contra el adversario». ¿Será que el Baleares sigue
siendo el diario del Movimiento Nacional y
continúa sin haber tenido su propia Transición? ¡Cómo les ha dolido tomar la misma
medicina que siempre han recetado a los demás! Fariseos que se nutren de su antifascismo de boquilla como principal alimento en
que basar su superioridad moral, sin haberse
dado cuenta de que han terminado mimetizando todos los vicios del régimen al que tanto critican pero al que parecen seguir venerando inconscientemente.

El Mundo