sábado, 3 de noviembre de 2012

Escribe Santiago González: El Messías ha nacido en el momento justo


Contaba en Twitter mi querido Víctor de la Serna la perplejidad que le había producido una deslumbrante aportación del periodismo deportivo a la gama cromática: en la Última del diario ‘As’ aparecía por primera vez en la historia de la colorimetría y aun de la física el color ‘verde antracita’. La conjunción de esfuerzos entre el periodismo deportivo y la asignatura de ‘Cono’ (Conocimiento del Medio) lleva a estos estragos.
Yo mismo me quedé muy impresionado cuando oí por primera vez que un comentarista deportivo radiofónico llamaba a Messi ‘el Mesías’. Este quiasmo aproximado hizo fortuna, como puede comprobarse. Nada más natural, en consecuencia, que el impresionante titular de La Vanguardia para el venturoso nacimiento del primer hijo de Leonel Messi y su esposa, Antonella Roccuzzo: Fue a nacer en hora y minuto señalados y señaladores: 1714, año en que los barceloneses perdieron su batalla de apoyar a los
Austrias, más españoles, que a los Borbones.
La historia estaba ya contada en Terminator 5. O seis, que ya no llevo bien la cuenta. Un catalán del futuro, de esos que tanto temía la señora Marta Ferrusola, viaja al pasado con el fin de fecundar a una virgen y engendrar un héroe capaz de salvar a Catalunya cuando el personal se de cuenta de que Mas es poca cosa para llevar a tanto pueblo hasta la Tierra Prometida y que se quedará a las alturas del Monte Nebo, que la geografía catalana rebautizará como Nebot.
Podrían haberle puesto Josué, pero las señales que acompañaron su nacimiento ya anunciaban que su misión redentora iba a ser más ambiciosa y también más a largo plazo. En este punto, el periodismo deportivo ha cedido el paso al político, para que La Vanguardia anuncie las señales:’ Thiago Messi nace a las 17 horas y  14 minutos’. Pasemos al subtítulo.
La hora de la noticia de la llegada al mundo [a veces, el orden de las palabras sí importa. La hora de la llegada al mundo no es lo mismo que la hora de la noticia de la llegada. Siempre tuve la impresión de que el nacionalismo confundía deliberadamente la autodeterminación con la determinación de comprarse un auto] del primer hijo del crack azulgrana coincide con el momento escogido por el Camp Nou [¿escogido por el Camp Nou? Qué extraordinaria prosopopeya. Un campo de fútbol que toma sus propias decisiones es un ejemplo de autodeterminación desconocido hasta la fecha. Bien, admitamos Camp Nou como metonimia. El cultivado redactor de la noticia quería referirse a los espectadores, no a la instalación deportiva. Los asistentes que gritaron "in-inde-independencia" no escogieron el momento; siguieron la consigna de la Xarxa en el momento escogido por los convocantes] para gritar por la independencia de Catalunya”.
Entre la gloriosa epifanía de Thiago Messi y la fundacional hay algunas diferencias, pero todas pueden explicarse en función de la complejidad de la vida moderna. Puede llamar la atención la precisión, pero es que hace dos mil doce años no había relojes japoneses. Por otra parte, la Navidad es una fecha que responde a los festejos con que las culturas paganas celebraban el solsticio de invierno. En alguna parte tengo leído que Jesús de Nazareth debió de nacer entre los meses de marzo y diciembre de un año de nuestra era comprendido entre el 4 y el 8. Thiago nació a las 17:14. ¿Qué más da que sea la hora del parto o la hora en que el evangelista escribió su tuit?
Jesús era hijo de un carpintero y su mujer, especialmente seleccionados para ello. Lecturas alternativas de la Sagrada Familia también coinciden en el origen menestral de los progenitores y en hecho de que el Mesías rechazara el oficio que por tradición le esperaba. Recuerden la versión de Carlos Mejía Godoy:
“Cristo ya nació en Palacagüina/de Chepe Pavón y una tal María./ Ella va a lavar muy humildemente/ la ropa que goza la mujer hermosa del terrateniente.
Maria sueña que el hijo,/ igual que el tata sea carpintero,/ pero el cipotillo piensa: mañana quiero ser guerrillero.”
Ah, la vocación. Convengan conmigo que el Mesías de una autonomía de lujo es otra cosa que la de Judea en el año 1. Entre el portal de Belén y la clínica Dexeus no hay color. También juega a favor el hecho de que el tata sea ya Mesías, lo que allana mucho el camino del recién nacido para cumplir su misión. ¿Por qué no va a ser hereditario el cargo, si también lo es el de máximo dirigente de CDC, esa mandamassía de los Pujol?
Puede despertar alguna extrañeza que misión histórica tan señalada para un pueblo sea encargada al hijo de dos chicos argentinos, de Rosario, para más señas y ambos de ascendencia italiana, Messi y Roccuzzo, porque ni siquiera son oriundos, aquella martingala que se inventó el fútbol español para que los equipos ficharan a más extranjeros de los que permitía la cuota. Ahora se lleva mucho la externalización. Su padre fue contratado para ser el máximo exponente de la catalanidad, de la raza, si se me apura. El fúmbol es así. El año que el Athletic hizo doblete, Javier Clemente dijo: “somos una raza especial con casta de campeones”. Él era en realidad una vecindad administrativa, pero el nacionalismo no se lo reprochó. Quién discutiría hoy legitimidad estadounidense a una familia italoamericana como los Corleone, a ver por qué no va a poder ser un líder catalán el hijo de dos buenos muchachos italoargentinos.
Y si el chico se nos tuerce y no quiere ser futbolista, Convergencia tiene todavía una bala en la recámara: externalizar la capital y designar Fuentealbilla como capital de Catalunya.