jueves, 19 de diciembre de 2013

Matas tiene que ir a la cárcel, por José García Domínguez

Parece ser que Jaume Matas, delincuente nada presunto merced a dos condenas firmes por corrupción –amén de otros diez procesos judiciales en curso a raíz de un surtido carrusel de delitos comunes– , no va a ser indultado "a priori" por el Gobierno. A posteriori, ya se verá. En algún sitio leí que la pobreza constituye un rasgo hereditario que se transmite de padres a hijos durante tres generaciones. Ni una ni dos, tres. Acaso de ahí que los nuevos ricos resulten siempre tan horteras. Yo no sé si ese Matas de la triste estampa había sido un pobre de primera o de segunda hornada. Pero lo evidente es que era un hortera de libro. El palacete de príncipe renacentista en pleno centro de Mallorca, sin disimular ni un poquito, nada.
Lo de las escobillas de váter más caras del mundo mundial, antojo que hubiese hecho las delicias del doctor Freud de Viena. Todo tan ostentóreo, que diría el difunto. Solo le faltaba un Hayga. A este don Jaume, a hortera solo le ganaba Sa Nina, María Antonia Munar, la guinda de la monumental ensaimada cleptocrática de las islas. Munar, la princesa de los labios de fresa que se procuró en su día una nevera industrial para conservar bien fresquitos los visones. A priori, yo tiendo a suponer que el presidente del Gobierno y su ministro de Justicia aún no habitan en la Luna. Pero ese a priori –el suyo, no el mío– me hace dudar.
El abismo que separa a la Europa del norte de la del sur, mucho más que las diferencias de riqueza, lo generan los valores y las actitudes colectivas. Ese a priori, por ejemplo, caución inimaginable en ningún país decente. Y es que, por encima de la corrupción incluso, la más funesta de nuestras lacras cívicas es el llamado patriotismo de partido. Ese atavismo tribal que ordena juzgar las conductas punibles no por su propia naturaleza, sino por quién incurra en ellas. Razón de que, a imagen y semejanza de los clanes sicilianos, los partidos españoles den preeminencia a las voces nosotros y ellos por delante de los términos verdadero y falso. Si Rajoy indulta a ese estraperlista por patriotismo de partido, se estará condenando a sí mismo y a su partido. Matas tiene que ir a la cárcel. A priori, claro.