jueves, 13 de febrero de 2014

El oscuro trazo de Dulcert, por Laura Jurado

Aquel día de 1885 los telediarios habrían abierto con su nombre de haberlos habido. Un hallazgo en el archivo del príncipe Tomás Corsini de Florencia ponía patas arriba la historia de la cartografía. Una carta, firmada en 1339, que adelantaba en casi cuatro décadas la que hasta entonces se había considerado la primera. Su autor, un grabador de la Escuela Mallorquina: Angelino Dulcert.
Al capitán, escritor e historiador zamorano Cesáreo Fernández Duro, le tocó hacer de corresponsal por encargo del responsable de la Biblioteca Nacional de París. Suya era la primicia pero también, la falta de datos con la que completar aquel maravilloso titular. «Era el portulano más antiguo que se conoce firmado y fechado en Mallorca», explica el matemático y experto en Historia de la ciencia, Ernesto García Camarero.
Según el corresponsal amateur, la carta estaba «en admirable estado de conservación», salvo un «desgarrón» entre el Mar Rojo y la Península Arábiga. «Casi todas las inscripciones se leen
fácilmente; no está sucia, ni manchada y ni siquiera ha adquirido color amarillento», detallaba. Un portulano dibujado en dos piezas de pergamino manuscritas unidas, con unas dimensiones totalesde 750 por 1.020 milímetros. Aún hoy se conserva en la Biblioteca francesa.
Hasta entonces, el Atlas catalán de 1375 -atribuido a Los Cresques- se consideraba la carta náutica más antigua. El hecho de que la recién descubierta llevara fecha, 1339, hizo que el título de pionero pasara pronto a quien la autografiaba: Angelino Dulcert. «Pero aunque [...] tiene fecha y firma, nada se sabe de la vida de sus autores», se lamentaba Fernández Duro.
«Los cartógrafos eran gente socialmente oscura», asegura García Camarero en el artículo La escuela cartográfica de Mallorca. «Eran artesanos que trabajaban en talleres establecidos en los puertos, en los que también se fabricaban otros instrumentos náuticos», añade. Su obra y la lengua que en ella utilizara, en este caso el latín, eran las únicas pistas sobre su autor.
Las pruebas apuntan a que Dulcert era mallorquín. Su estilo coincide al 100% con el de la escuela cartográfica de la Isla, y en su mapa aparecen elementos que sólo se encuentran en las cartas elaboradas aquí y no en las genovesas de la misma época. Entre ellas, el Mar Rojo pintado de rojo y una particular forma de representar las montañas.
«El inicio de la ciencia y la tecnología marinas en España se remonta a la Baja Edad Media y está ligado a la necesidad de disponer de cartas náuticas que facilitasen la navegación por los distintos reinos marítimos», señala el experto. En general, todos los portulanos tenían el Mediterráneo como zona principal, pero incluían también el Mar Rojo, el Mar Negro, una parte del océano Atlántico y la costa noroccidental de África.
Pero Angelino Dulcert era pionero no sólo por una cuestión temporal, sino también por la introducción en su mapa de aspectos hasta entonces ausentes en otras contemporáneas. Su carta se extendía, también, hacia Europa del Norte -retratando la Península Escandinava- y era la primera en representar las Islas Canarias, redescubiertas por los europeos en aquel siglo XIV. De hecho, identificaba incluso la isla de Lanzarote, donde el navegante Lancellote Malocello había desembarcado sólo 20 años atrás.
«Según el conocimiento actual podría considerársele como inicador de la cartografía mallorquina. Dada la originalidad de este tipo de representaciones no existen antecedentes», reconoce García Camarero. Los problemas surgieron después. Cuando alguien comparó aquella obra recién descubierta con otra que ya se conocía, fechada entre 1325 y 1330 por un tal «Angellinus de Dalorto». ¿Se trataba de una versión italiana del nombre de Dulcert? ¿Acaso el cartógrafo era, en realidad, un genovés afincado en Mallorca? De hecho, existía una tercera, ésta anónima, que Winter había fijado como elaborada en 1327.
Los expertos las analizaron con lupa. «En estas tres cartas están las raíces de la fecunda escuela mallorquina», asegura García Camarero. «Además, entre ellas hay una semejanza estilística tan notable que muestran que existió una estrecha relación entre los autores, si éste no fue el mismo en los tres casos. Cosa muy probable», añade. Todas ellas creadas antes del atlas de Los Cresques. Dulcert se hacía, de repente, pionero por partida triple.